Sería imposible resumir la historia del Grupo, 64 años contienen muchas historias, anécdotas, campamentos, triunfos y miles de personas que vivieron el escultismo en el Grupo del Lobo Gris. Este es apenas un intento de resumir la historia de 60 años, no podemos iniciar con la historia del Grupo sin nombrar a quien tuvo el sueño e inspiración de formar al 24, Emilio Gómez Lafón, en esta sección relatamos el inicio del Grupo 24 pues lo que nos hace grande como grupo es nuestra historia y tradición.
El profesor Emilio Gómez Lafón nace en la ciudad de Monterrey 1917. De niño fue miembro fundador del primer Grupo en Nuevo León, siendo guía de la patrulla Lobos, junto con él estaban: su primo Pablo Emilio Madero (alguna vez candidato a la presidencia por el P.A.N.) José Pío Laguera, Ignacio Mijares, Ricardo Sada y otros. En ese momento nace “LOBO GRIS”, que escoge como nombre de batalla.
Sus estudios los realiza con los Salesianos y conoce la obra de Juan Bosco, a quien admira durante toda su vida, trabaja en escuelas católicas en Monterrey y en Puebla, e inicia su labor en el Colegio México, primero organiza con sus alumnos algunas excursiones y busca posteriormente a muchachos más grandes para iniciar formalmente su primera Tropa en 1949.
En el número 50 de la calle de Mérida, había una antigua casa de la familia Orrín, que aparte de ser dueños de un circo, habían construido la Porfiriana Colonia Roma, los Hermanos Maristas la convirtieron en el Colegio México (primaria), por el año de 1943 agregándole canchas de juego y una casa de maestros, que tenía salida a la calle de Frontera.
Siendo profesor del Colegio México Gómez Lafón habla con sus alumnos del proyecto de hacer un grupo Scout, les enseña la obra de Baden Powell y planea campamentos con sus alumnos. Ellos aceptan y deciden abrir la primer Tropa del Grupo 24, comenzando con juntas para determinar el primer campamento, el Lobo Gris ya tenía el número de Grupo el cual fue elegido y no determinado por la Asociación, el Escudo que tenía muchos años de haber sido diseñado y los colores de la pañoleta.
Se acerca la celebración del II Campamento Regional una gran reunión donde se va a formalizar el Grupo, será del 18 al 22 de Septiembre de 1949 y la Tropa sale un día antes para que en la noche del 17 rindan su protesta los miembros fundadores. La inscripción cuesta $1.00 dando derecho a la insignia del Campamento.
Todo mundo está nervioso y emocionado, los muchachos van a ser aceptados en una organización mundial tan importante, hay que ponerse el uniforme, el de la Escuela era más elegante y además de casimir, pero el que se estaban poniendo era de explorador, con ese podían recorrer todo el Mundo y todos dirían. ¡¡Allí va un Scout!! Las insignias y las pañoletas, estaban en una mesita para que las entregara, nada menos que el Comisionado de Distrito Luis Cuevas, y también estaban como testigos el Padre Capellán Francisco Valdés Orozco S.J. y Don Alberto Camilli , Presidente del Comité de Grupo. Al final los que rindieron la promesa fueron:
Patrulla Lobos |
Patrulla Búhos |
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Todo era felicidad, no importaba la lluvia,¡que importantes se sentían!, a esa edad era la distinción más grande que habían recibido, la pañoleta la tocaban como algo sagrado.
Una cena de “lujo” tamales y atole, el Gordo inició los cantos y les costaba trabajo tener la fogata prendida, pues la leña estaba muy mojada. Hay que tapar las brasas para el desayuno y a dormir a sido un gran día.
Al día siguiente llegan los Grupos, acampan en los lugares que les indica el Jefe de Campo, el Scouter Alfonso Jiménez “la Pitacocha”, quién sería gran amigo de Grupo. Se inician las construcciones y los muchachos se admiran del ingenio de muchas patrullas para hacer las cocinas, las portadas, puentes, tiendas colgantes y mil cosas más.
Todavía estaban “pie tiernos”, pero a luchar por tener un lugar que destacara en el campamento; el Padre Valdés se la pasaba con frío todo el tiempo pero aguanta y le ayudan a instalar un altar, de acólito aparecería en la foto Luis Castillo, hincado y con un suéter a rayas.
Frente al campamento del 24 había una hondonada de un poco más de un metro, de profundidad y se consiguió un tronco de tres metros de largo, para librarlo y que servía como viga de equilibrio. Muy pocos lograron cruzar sin caerse, pero sucede algo que tardó muchos años en repetirse, Oscar Barneche en la caída se fractura una pierna. El Doctor del campamento lo entablilla y los Rovers del Grupo VI se ofrecen a llevarlo a México.- Al muchacho no lo volvieron a dejar ir de excursión-.
El campamento termina el jueves 22, la diana general era a las 7 de la mañana, pero para los cocineros era a las 6.45 y nadie quería serlo, no tanto por la levantada temprano sino por el trabajo de prender la fogata, con la leña empapada, pero el Señor Camilli fue la salvación, dirigió la cocina y también se eternizó en una fotografía.
La Tropa Scout, se inició con dos patrullas en 1949, y ya tenía dos más para el año siguiente; la “BUFALOS” al mando de Abelardo Cantú y los “CASTORES” con su guía Sergio González de Cosío.
La presencia del Grupo ya se notaba en los Campamentos Regionales, en el “Valle Abierto “en el año de 1950”, se entabló una especial competencia, entre la patrulla Búfalos del Grupo XXIV contra la patrulla Osos del Grupo III. El concurso de Fraternidad consistía en invitar a otras patrullas a tomar algún alimento, toda la Tropa se quedó a pan y agua porque todos los comestibles se dedicaron a dar de comer a los invitados.
Se les ponía la mesa con cubiertos y platos relucientes; se les daba cuando menos sopa y guisado. La patrulla Osos hizo más invitaciones y ganó, dejando a la Búfalos en segundo lugar, la invitación consistía en sentarlos en el suelo y les decía el guía de la Osos;
— Presenten una mano extendida les vaciaba Corn-Flakes rociándolos con un chorrito de leche condensada
— Ahora la otra mano y les ponía chícharos de una lata acabada de abrir, esperaba a que los invitados acabaran de “lamerse” las manos y terminaba con un
— Muchas gracias y que pasen otros. El nombre del Guía de la patrulla era Manuel Bartlet (entonces futuro Secretario de Gobernación).
Para el año de 1951 o 1952, el LOBO obtuvo del Sr. Carlos Albert (famoso locutor de la XEW) que le traspasara un departamento que el estaba desocupando, en la Plaza Río de Janeiro 56-306, un edificio con figura de castillo, inclusive su hijo posteriormente entraría a la Tropa y cosas del destino, se uniría en un programa de deportes, con un sobrino de los fundadores e hijo de Carmela Cantú, quien fue también lobatera, Heriberto Murrieta Cantú.
Pasan rápido los años y se van sumando muchachos, patrullas, excursiones a multitud de lados, alguna vez hasta Tecolutla, aventuras que se contaban, en las casas, en los salones de clases y que quedaban grabadas en los sueños de juveniles, para siempre. Los compañeros ya eran mas que eso, eran hermanos que los unía el haber convivido los mejores y más sanos días de su vida.
Finales de 1953, hay una noticia que es como un terremoto, “el Lobo se va a Nogales”, ¿por qué?, el Lobo explica:
— La oficina nacional me ofrece que vaya a Sonora a fundar Grupos Scouts y tengo la ilusión de imitar a los Frailes que fundaron las misiones en aquellas tierras.
Hay que nombrar nuevos Jefes y estos serian, los que continuarían la labor del Lobo:
Como Jefe de Grupo el Ing. Manuel Heyser, un profesionista y maestro del Politécnico, muy destacado, descendiente de alemanes y padre de tres lobatos; su labor aunque valiosa fue más de apoyo moral, pues no tomaba decisiones la responsabilidad la llevarían los noveles Jefes.
En la tropa a los 18 años Tono Damiano, como Jefe y Manuel Castro con 16 años de sub Jefe con varios excelentes guías:
El Gordo, Francisco Cantú ya había iniciado la Manada un año antes y no tenía problema, pues con su carisma que incluía cantos, chistes y juegos, hacia que los Lobatos, estuvieran felices de la vida. También se unen a él, lobateros como su hermana Carmela Cantú, Gloria Covarrubias, María Eugenia Díaz (bisnieta de Don Porfirio y 50 años después funcionaria seglar en el Vaticano) y Jorge González Loizaga.
Por otra parte el Clan aún no existía y con los antiguos Scouts, mayores de 16 o 17 años, se inician reuniones para que se les preparara en la primera investidura, el Lic. Rafael Prieto Aguilera y el Lic. Mariano Cardoso y Gómez Dasa, quienes eran Jefe y sub. Jefe de la Oficina Scout Nacional, personajes a nivel internacional, que se brindan a dirigir su preparación, de esos afortunados muchachos, primero con el Lobo y ahora con dos de los más altos Scouts de México.
Las reuniones se prolongaban en los cafés de la calle de Florencia donde estaba la oficina nacional y se hablaba de religión, de política, de artes y mil cosas más. Sirvieron estos escuderos también como ayudantes en muchas de las actividades, de la oficina Nacional, como cursos aún internacionales, eventos, en la revista, total que eran escuderos de lujo.
La primera investidura fue el 12 de Diciembre de 1954 la orilla del Lago de Tequesquiténgo y estaban el: Lic. Rafael Prieto Aguilera, Lic. Mariano Cardoso como Jefes y los Escuderos que dieron su promesa: Tono Damiano, Francisco Amaya, Francisco Cantú, Abelardo Cantú, Arturo Herrera, Salvador Beltrán, Eduardo Cabal, Ernesto Lugo, Eugenio Cobo.
Una gran aventura le hacía falta al Clan y se presenta con una travesía por las grutas del río Chontacatlán y después por el San Jerónimo, que describiría Tono a continuación. Hubo otras como subir a los Volcanes y un recorrido por las ruinas mayas o acompañar a Tono a Tapachula –donde vivía su papá- y había que meterse en pantanos con víboras y lagartos, además practicar el tiro con escopeta o hacerse bolas tratando de pescar, era igual que andar con Tarzán.
Afortunadamente el Grupo seguía funcionando, aún sin el Lobo, pero no faltaban los consejos que enviaba por carta, que aunque no estaba actualizado de los nuevos miembros, servían mucho a los noveles jefes, que sentían una presencia cercana y sobre todo un apoyo moral, existió una relación mental muy importante.
También fue muy importante, la relación que hubo entre los Jefes, siempre hubo un buen entendimiento, entre ellos el “Gordo” Cantú era el que con su carácter “bonachón” arreglaba todas las diferencias, a su casa recurría todo mundo y era otro local sobre todo para la Manada, María Eugenia, Gloria y Jorge, fueron excelentes Jefes, muy preparados en su materia y organizados en sus actividades.
En la Tropa “Tono” era toda actividad, fue el más parecido al “Lobo” en la búsqueda de aventuras, muy exigente con sus guías y se llevaba estupendamente con Manuel Castro su sub jefe, quien también se había contagiado de organizar nuevos retos, hicieron de todo y dejaron en los muchachos que manejaron la continuación del “espíritu”, del Grupo, los Jefes que los sucedieron como Armando Zúñiga, Renato Perusquía, Rafael Rueda, cada uno cumplió perfectamente su misión.
El Clan a partir de 1955 ya era de estudiantes “universitarios”, que no podían salir continuamente, pero todos los viernes se reunían en el local. Cuando estuvo en la calle de Coahuila, había una taquería en la entrada a los departamentos, de nombre “Roma”, donde antes de la reunión se despachaban 12 o 15 tacos, y claro después de la reunión ya hacia hambre, y había que ir a cenar.
¿Pero qué había pasado con el “Lobo”? Como hemos visto, no había dejado de escribir a todos los Jefes, dándoles consejos, ánimo para seguir adelante y estos con la mayor lealtad los seguían como si estuviera presente.- Así fue como San Pablo, mantuvo el cristianismo, con sus cartas a sus seguidores.
Su labor fue muy buena, funda el Grupo II de Nogales, los llevó a muchas aventuras en el desierto y algo “maravilloso”, en Los Ángeles acababan de construir una ciudad de la aventura, Disneylandia y va con su tropa, para todos es como un sueño y el Lobo ve realizado todo lo que leía en los libros y se los platicaba a sus alumnos-seguro que el fue el que más gozó.
Como muchas a veces suceden, las promesas que le hicieron no se cumplieron del todo, los que lo habían mandado de la Oficina Nacional, ya no estaban y las ayudas monetarias se esfumaron. Algunos grupos sociales le daban ayudas pero sin que estas tuvieran una formalidad, sufre pobreza y toma la determinación en 1956 de regresar.
En la ciudad de México está un corto tiempo en el local, no encuentra algún trabajo que le interese y además el quiere, después de ver Disneylandia vivir en el campo, junto a la naturaleza, con gente sencilla, los adultos sentía que no eran de fiar, no quería compromisos, anhelaba una plena libertad.
No es posible tener encerrado a un Lobo, el busca conocer todos los rincones, dormir bajo las estrellas, explorar las cavernas, en los arroyos caminar con ellos.
Se instala en una granja de 9 hectáreas, que tenía gallineros, un cuarto que servía de casa con un par de literas, cultivó caña, maíz, peras y tenia un par de cajas con abejas, estaba como a 500 metros de la carretera a Montemorelos, cerca del pueblo Villa de Santiago, lo bautizó como “Rancho San Carlos”, a 12 kilómetros de Monterrey. En la parada de camión sobre la carretera, existe todavía un merendero llamado “Cosme”, donde se comía muy bien, en especial un Puchero de res muy bueno, y unas empanadas sabrosas llamadas “ Turcos”, a la granja la cruzaba un pequeño cause que servía para regar hortalizas que cultivaba.
Si el Lobo no va a México, habrá que ir a Monterrey y en Septiembre de 1958 llega al Rancho, todo el Grupo 24 y el Lobo vuelve a disfrutar (era su 25 aniversario como Scout) con sus antiguos Scouts, de las competencias, los cantos y los chistes alrededor de la fogata. Había un nuevo Jefe de Grupo era Francisco Amaya “Paco”, a los Rovers los llevaba Tono, y quienes después del campamento se fueron a la frontera, con un carro color “gladiolo” de Pepe de la Tejera, les fue como en feria, y espero que Manuel Castro les cuente, esa y otras aventuras que pasaron con el carro.
Mucho se platicó del temblor que hubo en México en 1957, cuando se cayó el Ángel y otros edificios, el Grupo tuvo actividad y prestaron ayuda durante toda una semana , también de los campamentos Nacionales como el de Manzanilla, en Puebla, el de los Médanos en Tampico y otro en los Azufres con los Rovers, el regreso con escala en San Luis Potosí, fue el viaje más largo que había hecho el Grupo, y los nuevos elementos tuvieron la oportunidad de conocer al ya para entonces “LEGENDARIO LOBO GRIS”.
Era para septiembre también de ese año (1958), el noveno aniversario del Grupo y todos esperaban que asistiera el fundador, no fue así y envió una carta con pensamientos muy profundos, y que es un rico testimonio de su filosofía y vocación, la cual era enfocada a la formación de los muchachos, a los que en una forma u otra, les daría una solidez en su carácter, para toda su vida, léanlo y lo apreciarán.

Mensaje del lobo:

<< "A ustedes les constará que yo no soy un orador, así, al verme aquí entre ustedes, con tantas caras nuevas, con tantos invitados, se me van las ideas, se me van las palabras y, al ver vuestra mirada sedienta de algo nuevo, se van muchos recuerdos que añoro aquí reunir". >>
...las lágrimas que asoman, y empañan la mirada, un nudo en la garganta, que no dejan salir, mil palabras nuevas, de gozo y de contento, y oír a mis muchachos, hablar, cantar, reír...
<< "La luz de la fogata que, que baila en vuestros rostros, recuerda campamentos de patrullas que perdí, aquellos fieros “lobos” y “búhos” que en la lucha, ganaban y perdían en rudo combatir; vinieron luego “búfalos”, y luego los “castores”, después los bravos “linces” en lucha por vivir; vinieron los “panteras” y luego los “ardillas”, parecía una estampida, con patrullas sin fin.
¡Qué platillos ricos!, ¡Qué aromas exquisitos!, surgieron de los guisos aquéllos que comí, era el Señor Camilli, maestro en la comida, seguíanlo Paco Amaya, Tono, “Texas”, Luis, el “lobo” sazonaba aquéllos ricos “crioques” Botello, Flaco y Gordo, comían con frenesí; Ernesto y de Cosío también lo compartían, después a lavar platos, a cantar y a dormir.
Vinieron Castillo, Lugo, el chaparro Beltrán, eran de la vieja guardia, y el Gordo Durán, y luego un sin fin, imposible enumerar, Tanis, Curas, Roque, Mollo y Noval; Marco Aurelio, Cobo, Faustis, y el Grande Cabal. Jorge, “mi cabo”, el “abuelo” y el pequeño Chaval, Angulo y Montenegro y Vargas y Castro, acabo de recordar, ya son de la nueva guardia que muchos heredarán; Benito, Poncho, de Yta, Séla, el buen scout.
Ya sé que hay muchos, muchos, que no pude nombrar, escapan de mi memoria, de momento, les suplico perdonar........
Ya me parece que los he estado aburriendo algo, pero quiero que sepan que en esta reunión, todos nos debemos recordar mutuamente y agradecer al Señor que nos ha reunido en este Grupo feliz, hermanable, y muy unido; que siempre reine la camaradería y el buen humor; insto a todos los Jefes que sepan comprender a vuestros muchachos sírvanlos y guíenlos CON EL BUEN EJEMPLO y el Señor premiará vuestro trabajo de Apóstol y Él bendiga vuestra misión". >>
Viene el año de 1962 y en el campamento de Oaxtepec Francisco Cantú, “el Gordo”, substituye a Paco Amaya, que se fue a Morelia a trabajar en la Dirección de Obras Públicas; Tono Damiano que se había ido a estudiar a la Sorbona, tiene que regresar a encargarse de los negocios de la familia, a Tapachula por el fallecimiento de su padre.
Muchos de los antiguos se casan y emprenden negocios, también se gradúan en diferentes profesiones, y el “LOBO” que permanece en su rancho, San Carlos, en Monterrey para 1968, al no cubrir los gastos necesarios se resuelve a venderlo y busca acomodo con los franciscanos en el convento de Zapopan, entra en el Noviciado con la idea de profesar como miembro de la Hermandad, y es enviado a Zacatecas al convento de Guadalupe , su nombre dentro de la comunidad fue el de “Santiago de Guadalupe”.
Hace una magnífica labor en especial con los indígenas. Pero vive encerrado y quiere más espacio y menos órdenes, por lo que vuelve a escaparse. Su padre fallece al igual su única hermana y regresa a Monterrey para liquidar sus asuntos.
Paco Amaya lo había presentado con una congregación de Padres Benedictinos en Morelia, y sin decirle nada a nadie entra con ellos en una escuela en el Lago de Guadalupe, cerca de la Ciudad de México, era el año de 1974 y el Grupo seguía trabajando con problemas y cumplía 25 años de fundado, Rafael Rueda (casi fue fundador) era el nuevo Jefe de Grupo y todo mundo buscaba al Lobo para que estuviera presente, pero el solo envió cartas a los antiguos, y una en especial al que entonces era Presidente del Patronato, el Sr. Héctor Guisa Venegas, donde da una explicación muy amplia del significado de todos los elementos con que dotó al Grupo y como se veía a si mismo en su papel de educador.
Siempre fue introvertido y en ese momento en que se sentía frustrado de no haber terminado, con su propósito de profesar con los Franciscanos, era para él un fracaso que lo marcaría de por vida. Su espíritu era en extremo religioso, conocía que era en la naturaleza y en los jóvenes donde principalmente se mostraba, la obra de un Ser Supremo, que a través de la armonía, belleza, y alegría, los sueños se hacían realidad. Después de conocerlo y apreciarlo, se encontraba en un ambiente que aun siendo de religiosos, había rencor, ignorancia, y abuso del mando, “para nada lo que San Francisco predicó”.
Hay un periodo de tres años en el que desaparece de la historia y lo único que sabemos es que está con los Benedictinos, como se los platiqué anteriormente, pero no hay comunicación hasta su carta de agosto de 1977, enviada al Hermano Cano y que este se la da a Paco donde le dice que ya tenía un año de postulante y que con once más, fueron admitidos al Noviciado y le impusieron el hábito de San Benito. ¡Qué alegría para Miguel de Guadalupe, O. S. B. (el nuevo nombre del Lobo).
Durante ese tiempo fue testigo y participó de un nuevo sistema educativo, había sacerdotes mexicanos y americanos, los grupos eran mixtos, había clases de baile moderno, con esto los hacia mas desenvueltos y seguros de si mismos. Tenían 1700 alumnos y se dividían en un turno para los de paga y otro para los pobres sin costo, creo que la paso bien y con grandes esperanzas de continuar una vida dedicada a la enseñanza.
Firma en presencia de los monjes, votos válidos por tres años en el monasterio Benedictino del Tepeyac, en el año de Nuestro Señor de 1978, el día 1 del mes de Septiembre.
Esto le da como una gran noticia al Padre Luis Cano Carus, monje Benedictino pero en Morelia, con el que llevó buena relación, y que años después sería Párroco de Tuxpan, Ver., este se lo da a saber a Paco, con lo que se establece otra vez un canal de comunicación, con el 24.
No se sabe que alguien haya ido a visitarlo, aunque a Paco, le envió plano de la región. Seguramente que le hizo mucha falta ver a alguno del Grupo, se sentía más seguro de haber encontrado su camino y quería mostrarse como un verdadero Fraile. ¿Pero qué sucede en su relación con la Comunidad Benedictina?, que de improviso está fuera, hay una explicación que da en una carta, que encontramos y la vamos a reproducir, mas adelante.
Lo vemos que se dirige a Morelia con Paco, con la idea de platicar con los Benedictinos de Morelia y tratar de que lo aceptaran en ese Convento, pero aunque son de diferente rama, le dan largas aduciendo su edad, pues ya pasaba ya de 60 años y su política de no aceptar los que salen de otra de sus Casas.
Afortunadamente le tocó una alegría enorme, pudo ver nuevamente a su Grupo. En esos días por suerte, se realizó un campamento en los Azufres, y le pidieron a Paco el terreno que tenía allí. Fue una reunión muy emocionante para todos, se asombró el LOBO de ver un Grupo mixto – le confiesa a Paco que nunca se lo había imaginado-, después de tantos años ver la pañoleta y el escudo, su diseño, y que le hablaran de las “Leyendas”, no solo las creadas por él, sino que él, es la primera y más importante.
Los Jefes y demás integrantes lo veían como un extra-terrestre y le demostraron un aprecio y reconocimiento muy merecido, que resultó en una ceremonia muy sentida para todos, -afortunadamente Paco sacó fotos, para la historia-, cuando salieron del Campamento en camioneta, le hicieron una valla de 300 mts. de largo saludándolo, lo cual le hizo emocionar, profundamente, este encuentro le reafirmó que su labor como educador no fue en vano y hasta el final, fue su máximo orgullo.
No quedó registrado los nombres de los miembros del Grupo, que presenciaron este encuentro y espero que cuando lean esta narración se presenten y relaten, con sus palabras los hechos.
Sumaba otro fracaso en lo espiritual, pero el LOBO quería otra oportunidad y así lo manifiesta en una de sus cartas, se dirige a México donde vivía su hermana y no sabemos como hace contacto con la Iglesia de Tlaltelolco en México, donde empieza a trabajar otra vez con el hábito de Franciscano.
Podemos imaginar su estado de ánimo, pero él que se nombraba, actuaba y aun firmaba como “LOBO”, con firma y huella, (véanlo en alguna de sus cartas) aunque piensen que es una exageración, NO era posible que lo encerraran tras unos muros. Entonces me dirán ¿porqué su insistencia en entrar a una Comunidad?, hay que recordar la relación del “LOBO” de Gubbio, con San Francisco de Asís, solo con él se entendía, quería imitar a San Francisco fue pobre y humilde, era obediente pero no se humillaba, buscó con desesperación, un lugar donde el amor superara la soberbia, y solo encontró las fallas humanas.
En la novela de Jack London el llamado de la Selva, un “LOBO”, permanece por largo tiempo tirando un trineo, conviviendo con hombres muy rudos, destaca, con su fuerza e inteligencia, para tirar y guiar, pero al final el llamado a la libertad de acción, sin depender de nadie; el saciar su curiosidad, explorando la naturaleza; es más grande que la comodidad de tener cobijo y alimento, se desprende de todo y se va en busca de su manada.
Esto escribe el Lobo desde la Parroquia de Santiago Tlaltelolco,
en Abril de 1983;
<< "Estoy bien —pero pasando las de Caín --, con el nuevo Superior “Extraterrestre” que tengo aquí -es de la antigua escuela (antes del Concilio en que los Hnos. somos esclavos. Nos están probando, a ver si tenemos humildad. Nos insulta y trata como trapeador estamos aprendiendo a obedecer (Como los trataron a ellos) y no se dan cuenta que NUNCA aprendieron a MANDAR... (Deberían de pasar antes por una Tropa Scout). Sería más feliz y agradable la vida de Comunidad, entre religiosos, en vez de ser como dijo Voltaire. “Los religiosos se reúnen sin conocerse, viven sin amarse, mueren sin llorarse”
Sin embargo, me da gusto y recordarás, que entre nosotros, del 24 éramos muy unidos procuraba que no hubiera desunión, sino competencia, y aunque a veces surgían algunas desavenencias, terminaban pronto...
A pesar de mis “dos fracasos” de estabilidad Religiosa, yo sigo “con el dedo en el renglón”... sigo buscando la TERCERA oportunidad, como dicen que “a la tercera es la vencida”.
Desgraciadamente me ha tocado mala época y mala suerte, ¿o seré yo?...Pero, esta vez, antes de salirme, se salieron siete, y después de mí, salieron otros cuatro...por lo que me hace creer que
tal vez no sea yo solo". >>
Y continúa su camino, buscando hacer el bien, se une al Padre Chinchachoma, quien se dedica a tratar muchachos viciosos de la calle, drogadictos y alcohólicos, hace lo que puede pero no soporta el ambiente que provocaban con su mal comportamiento, esos muchachos, tan diferentes a los que estaba acostumbrado tratar, verlos en tan mal estado, soportar sus modales y estarse cuidando de robos, y mentiras que le contaban, para obtener favores. No lo soporta y a continuar su búsqueda.
En el Monasterio de los Benedictinos en Morelia, donde hizo amistad con algunos de los Hermanos, no lo aceptan por la edad y le viene otro problema. Una diabetes que le va afectando todo el organismo; están en contacto con él Pancho Cantú, quien fue el intermediario para hacerle llegar ayudas que varios de los antiguos le enviaban y el Dr. Ernesto Lugo que le ayudaba con medicinas y consultas. Su ánimo decaía y le costaba mucho trabajo caminar, consiguió un bastón ¡claro! con una cabeza de “Lobo”.
Vivía en la Federación de Ex alumnos Salesianos, ubicado en la calzada de Tlalpan 899, donde le brindan una habitación sin alimentos y le escribe en la última carta que de él tiene Paco Amaya:
<< "Es que aquí estoy como huésped, ayudo un poco en la oficina por las tardes, pero las mañanas “son mías”, y en el centro están pegados los templos de San Francisco y San Felipe, y entre los dos, son cada media hora (las misas).Así es que estoy “capitalizando” también (pero de otra manera)para la otra vida tanto para mí, como para ustedes y todos los que fueron mis alumnos y Scouts, y, a muchos, hasta el fin del mundo, seis misas diarias... aunque mueras, seguirás recibiendo sus beneficios en el Purgatorio, si nos encontramos allá". >>
También envió un telegrama al Grupo por su aniversario, que decía:
<< "Felicidades plena para ti y todos nuestros Scouts motivo grandioso y feliz aniversario nunca hubo tan gran contento y alegría nunca gratitud tan merecida nunca tan grande gozo satisfacción y orgullo cual siente un pobre sembrador al ver germinar y crecer y dar fruto aquella pequeñísima semilla del ahora grandioso veinticuatro alojada en la fértil y rica tierra de ustedes los pioneros. No deben atribuir el mérito solo al sembrador pues en justicia cabe que sin buena tierra la semilla no hubiera fructificado. Lobo siempre os recuerda".
EMILIO LOBO >>
Estas son las últimas palabras que conocemos de él. Sin tener la fecha exacta, parece que fue Marzo de 1986, Pancho Cantú difunde la noticia, el “LOBO” había sufrido un paro cardiaco y se nos había ido.
Pancho lo supo porque las personas que lo atendían, encontraron en las pocas cosas que tenía, una pequeña cartera con nombres y teléfonos, supusieron que eran familiares o amigos, y llamaron a Pancho, quien fue a la casa en Tlalpan, pero ya no lo encontró, le dijeron “queunasSeñorasquenoconocíanselohabíanllevadoasepultar”. ¿Peroa dónde? Tampoco supieron.
Nadie hizo la lucha por investigar donde había sido sepultado, el más cercano Pancho, no pudo hacer más, le faltó apoyo, y los otros estaban lejos.
Las Señoras desconocidas, entiendo que eran personas caritativas, que ayudaban en estos casos, pero de verdad es extraño, que no las conocieran en la casa de Tlalpan.
Se puede uno preguntar, en relación a estas amables Señoras, ¿no sería, que fueron enviadas por alguien?, ya sea que fuere humano o hasta divino, que quería cuidar a un maestro muy querido.
Si toda su vida había hecho el bien, conocía su religión y la practicaba con gran fervor, agradecía cada mañana al Ser Supremo que le permitía ver la naturaleza, gozar de ella y tener la oportunidad de enseñar a un joven algo de su sabiduría. Seguramente que la Providencia en quien creyó toda su vida, tendría que fijar sus ojos en él, en su destino final.
Todos los que lo conocieron, se quedaron con un gran vacío en sus vidas, al no haber podido rendirle un agradecimiento, al que tanto le debían y saber donde quedó su último campamento.
En su imaginación ven la misma imagen, y no saben hasta donde puede ser cierta o simplemente es como un mensaje que les manda el “LOBO”, lo ven a él con uniforme Scout y a su lado aparecen unas figuras conocidas; está el “GORDO” Cantú, también Ernesto Lugo, Valentín Molina, y otros que se ocultan con la bruma, todos ellos están platicando con mucho entusiasmo, y el paisaje es de un Valle que lo cruza un precioso arroyo, hay muchos pinos alrededor y se adivinan las sombras de animales pequeños, mas haya inclusive se ven varios venados.
También se ve una cabaña de madera, de la chimenea brota humo, alrededor hay muchos niños y niñas jugando, pero no están solos, se ven figuras de otros muchachos y muchachas mayores que los dirigen; pero eso no es todo, la cabaña tiene un portal y alrededor de mesas conversando se observa a otros personajes, si nos acercamos resulta que allí esta el Prieto, el Sr. Camilli , el Ingeniero Heyser y otros más, que por estar de espaldas no se reconocen, todo el panorama es de un día de campo, donde todos están gozando un lugar muy agradable, con un clima excelente. En el centro del campo Luis Castillo y otros muchachos están poniendo una mesa contra unos árboles, pero ¡si es un altar! y se acerca un sacerdote, que es nada menos el Capellán el Padre Valdés, que toca una campana llamando a Misa. Todo mundo voltea, dejan lo que estaban haciendo y se encaminan.
Así sigue la escena con otras actividades, hasta que anochece y los muchachos como hormigas traen leña, con la que hacen una gran pira, brotan las llamas y todos se ponen a cantar, la guitarra es de “Chon” Prieto y la voz del “Gordo”. El “Lobo” recuenta la sucedido durante el día, recomienda que guarden bien la comida, porque parece que hay animales alrededor hambrientos, el Dr. Lugo da la noticia de que ya terminó un cuarto para el Consultorio y “Chon” Prieto les pide a los interesados para el curso de “Insignia de Madera, que estén a las 10 de la mañana para iniciarlo; el “Lobo” ordena al corneta que toque la señal de silencio, distribuye las guardias y todos se encaminan a sus tiendas.
Todo es paz, el “LOBO” vigila el campamento da gracias a Dios y se acuesta junto a la fogata, de la cual solo quedan las brasas. Y escucha una voz que le dice:
<< "EMILIO “LOBO GRIS”, para esto es que te he llamado. Deberás de Cuidar el Campamento que el Señor tiene reservado para todos tus alumnos y los que hayan estado en el GRUPO
XXIV. Lo que vieron en la Tierra no fue tu FIN sino el PRINCIPIO de tu misión". >>
Una última palabra
<< "Así son todos los fundadores de lo grande; levantan cimas cuya altura desconocen, y se entregan a la conquista de su propia concepción. No llegan a la cima; pero la dejan a los hombres valerosos, que han dejado para el futuro y que han de continuar la empresa". >>
<< "Durante 60 años he guardado muchas cosas de mi vida Scout, más de 120 páginas de correspondencia con el “LOBO”, su bastón, fotografías, escudos, un banderín original...y los recuerdos no escritos. Siempre me ha preocupado que todo ese material para mí tan valioso se pierda.
Desde luego no estaría completo el relato, si no hubiera la voz de otros que fueron muy importantes en la creación del Grupo, por lo que traté de localizar a los más posibles y solicitarles que integraran aquí sus propias vivencias.
La idea es que tanto la generación 49 al 62, en las que me tocó participar, y de las cuales estoy relatando historias, así como las siguientes hasta la fecha, escriban a continuación y conviertan este sencillo relato, en algo que sé a ciencia cierta, que el “LOBO” deseaba, y lo llamaba el “LIBRO DE ORO DEL XXIV”.
Me consta que lo inició y anexo a él venían películas que tomó. ¿Qué pasó?, desaparecieron al paso de una mano a otra. Así que, si les interesa, debemos iniciar el trabajo, les estoy ayudando con los primeros 13 años.
Por favor los que lean esta mándenme sus testimonios; ¿Quienes son, cómo entraron y que hicieron en el Grupo? Un pensamiento con respecto al “LOBO” y que han hecho a la fecha, durante su vida. Que en ese “LIBRO DE ORO”, reúna toda la historia en conjunto y personal de sus miembros. SIEMPRE LISTO
Me llamo Francisco pero me dicen “PACO”. >>
La primera Manada del Grupo XXIV se fundó, un poco antes de que el Lobo Gris, se fuera para Nogales y quedara como Jefe de Grupo el Ing. Manuel Heyser un hombre verdaderamente excepcional con gran preparación, amor a la patria y comprensión del valor del Escultismo para la formación de los jóvenes.
Por medio de mi hermano José Manuel, el Lobo me mandó llamar para formar parte de los Scouters de la Manada. Cuándo le pregunté al Lobo ¿Qué voy a hacer? Me contestó: eres la responsable de las historietas y las narraciones del “Libro de la Selva”.
Desde entonces me empeñé en cumplir bien con ese encargo y desarrollé la habilidad para hacer las narraciones lo más interesantes posibles. Recuerdo la primera narración del Libro de la Selva sobre la historia de Rikki Tiqui Tavi una mangosta y que tuve que contar sentada en el marco de la ventana del antiguo departamento que teníamos en la Plaza de Río de Janeiro ( Ciudad de México) los 8 Lobatos, que iniciaron la Manada, me seguían con mucha atención, quizá porque era nueva o porque era muy joven, casi niña un poco mayor que ellos y cuando terminé me dijo uno de ellos tú te vas a llamar Rikki y todos comentaron que así sería. Desde entonces pasé tiempo precioso con los queridos Lobatos narrando mil y una historietas, después a mis hijas y sobrinos y ahora a mis queridos nietos.
Integraban la Manada de aquel entonces: Francisco Cantú (Akela), Gloria Covarrubias (Bagheera), Jorge González Loyzaga (Baloo) y más tarde se unieron Graciela Covarrubias (Racsha), Héctor González Schmal (Baloo), Rafael Rueda, Clarita, Carmela Cantú y varios otros. Después de algunos años fui Jefe de Manada, pero los Lobatos siguieron llamándome Rikki. Estuve en la Manada de 1954 a 1962.
Hasta la fecha, recuerdo con toda claridad la cara de cada uno de mis Lobatos con especial cariño y ahora con admiración porque me he enterado que la mayoría de ellos, descubrió una vocación de servicio hacia la sociedad, México su patria y más allá de nuestras fronteras.
Unos son profesionistas reconocidos por su preparación y responsabilidad, otros ocupan puestos de servidores públicos en el Gobierno, otros tienen empresas que han creado y sostenido con visión y tenacidad. Menciono sólo algunos para no cansar al lector: Manolo, Leopoldo y Guillermo Heyser, Emilio Monreal, José y Luis Dávalos, Eduardo Flores, Luis Sánchez, Fernando Hierro, Adán Santamaría, Luis Bolland, Pepe Bolland, Joaquín Cruz, Alejandro Yepez, Carlos Rueda, Rafael Escobar, Ernesto Caballero, Ernesto Richard, Miguel Bautista, Fernando Tapia, Eduardo Angulo, Eduardo Uthof y muchos más que nunca olvidaré.
"A donde quiera que vayamos,
en cualquier pena que tengamos,
en cualquier peligro,
con toda alegría,
en cualquier peligro de la vida,
Respice stellam, voca Mariam."